20070806

Cap 1.3 Dos opciones

El administrador apenas notó la resplandeciente y limpia luz que se coló por la ventana, el sol brillaba como nunca antes y sus rayos entraban vibrantes a través del cristal revestido. De haberse interesado un poco y se hubiera asomado por el vidrio, el administrador hubiera notado que el horizonte ya no era una línea de 36o grados, ahora había una curva que levemente sugerían que el mundo, como siempre lo ha sido y como lo han sido todos en la urbe cósmica eran esféricos, que por las razones gravitatorias, el universo y una de sus fuerzas invisibles pero presentes no había resuelto que los planetas fueras cúbicos, sino esféricos, firma peregene que todo lo que se encuentra en un mundo, incluyendo hombres, mujeres, animales, plantas, rocas, ríos, mares y montañas están cayendo eternamente al centro de masa, que de haberlo sabido, los antiguos cristianos, hubieran razonado que son las mimas fuerzas del universo las que nos jalan todo el tiempo al mismísimo infierno, o al purgatorio, o donde sea, según la cosmogonía del piadoso, y que no hay nada de nuestras acciones que nos impidan no caer justo al centro del mundo, nada excepto lo que ya cayó, las grandes formaciones rocosas que forman el manto terrestre, que es como una cáscara de manzana en comparación con las rocas y magma que forman el centro terrestre.
Cosa que no vió ni razonó nuestro administrador, que ya se encuentra pensando que hacer, si dormir por un par de meses mientras dure su viaje al mundo rojo, o quedarse despierto un tiempo más, para nada, meditar quizás, o tratar de conciliar un sueño natural, que para entonces ya había caído en cuenta su imposibilidad de caer en brazos de morfeo, eran varios días de insomnio que iban a ser truncados en este momento por un sueño inducido por un computador a su cerebro cuando se introdujera en la cápsula criogénica. Ahi adentro, ya conectado a la computadora, esta le crearía en su cabeza los más vistosos y elaborados sueños de aventuras fantásticas. Fantasías donde tan solo él sería el heroe que rescata a la princesa del acoso de ogros y dragones, o quizas de vivir las más románticas fantasías junto a una preciosa chica de pantalones cortos, que montaba una bicicleta y que se llamaba Lucía, todo de mentira, de farza, inventado por un antisocial programador barrigón que se desdeñaba ante un tablero gelatinoso, sueños que reemplazaron las diversiones abordo, cuando los viajes apenas duraban un par de horas, y no varios meses.
Y ahí afuera brillaron las estrellas, el horizonte ya había desparecido, se escucharon unos sonidos y chirridos de las computadoras dentro de la cápsula, indicaba que ya se había alcanzado la velocidad crucero, el cielo para entonces, era negro, y el sol relucía con su luz amarilla, clara señal que su clasificación espectral lo colocaban como una estrella G2, de las más ordinarias del universo.